jueves, 14 de abril de 2011

Biocombustibles: Requiem por el biodiesel de ricino

Recuerdo aquella tarde de verano recogiendo semillas de ricino, podría haberlas recogido en otro tiempo ya que las semillas son producidas por la planta durante casi todo el año o podría haber escogido otra hora del día y no decidir dedicarme a una actividad tan desagradable bajo todo el peso del sol de agosto, pero de haber obrado atendiendo a la razón posiblemente no me habría molestado tanto el resultado de mis experimentos con aceite de ricino y no estaría en este momento compartiendo mi desilusión.

Durante mi último curso de carrera me empezaron a interesar los biocombustibles, de entre todos, el biodiesel se situó como mi favorito desde el principio. Este combustible, además de provenir de fuentes renovables y de ser biodegradable, se puede emplear directamente en motores diesel sin necesidad de realizar modificaciones en ellos. El único inconveniente que planteaba la producción de biodiesel a escala industrial era que las materias primas empleadas en su fabricación, aceites de girasol, colza, soja, etc., competían con la industria alimentaria. Entre las consecuencias menos deseables destacaban el aumento de los precios de los alimentos, la sustitución de cultivos alimentarios por cultivos energéticos y la inviabilidad económica derivada del elevado precio de los aceites.

La búsqueda de materias primas alternativas que permitieran el desarrollo de la industria del biodiesel en armonía con el medioambiente y sin competir con la industria alimentaria y, que a su vez, hicieran el proceso más rentable desde el punto de vista económico ocupó gran parte de mi tiempo y acabó, finalmente, siendo mi trabajo de fin de carrera. Diversos cultivos no alimentarios, como el aceite de linaza o el de cañamones, residuos de mataderos como los recortes grasos del cerdo ibérico y lípidos tan extravagantes como las sustancias de reserva de bacterias y hongos, fueron sometidos a estudio en mi trabajo pero de entre todas las materias primas estudiadas era el aceite de ricino el que ocupaba un puesto especial entre mis favoritos. 

Numerosos artículos científicos y técnicos, predominantemente de Brasil, afirmaban que el aceite de ricino poseía cualidades únicas para emplearse en la producción de biodiesel. A priori, he de admitir, que en la etapa bibliográfica de mi investigación así lo parecía.

El principal componente del aceite de ricino es el ácido ricinoleico, el cual se encuentra formando un triglicérido simple denominado trirricinoleina, cuya concentración en porcentaje por peso es cercana al 90%. Su composición única dota al aceite de ricino de una cualidad muy atrayente desde el punto de vista de la producción de biodiesel, el aceite de ricino es el único aceite miscible en alcohol metílico a cualquier temperatura. Este hecho, del que doy fe, implica que la utilización de aceite de ricino para producir biodiesel conllevaría un gran ahorro energético al no necesitar que la mezcla de aceite y alcohol sea calentada.

Aunque hasta aquí todo es cierto y, en teoría parezca un gran hallazgo, el fiasco que sufrirá cualquiera que estudie la transesterificación del aceite de ricino y sus productos vendrá dado por numerosas y demoledoras razones técnicas. El citarlas aquí es una simple cuestión de deber moral con la divulgación científica.

El aceite de ricino no es apto para la producción de biodiesel porque:

Primero: La reacción sigue necesitando el aporte de calor para que el tiempo de reacción sea aceptablemente corto.

Segundo: A pesar de ser miscible con el alcohol, la alta viscosidad del aceite requiere que el volumen de alcohol en exceso sea muy elevado.

Tercero: El exceso de alcohol provoca la disolución del glicerol en el biodiesel, como consecuencia, la separación del producto se ve dificultada y se requieren varias decantaciones.

Cuarto: Finalmente y tras numerosos contratiempos, el biodiesel obtenido no cumple con las especificaciones para su comercialización en España, Europa o Estados Unidos. La viscosidad cinemática del producto duplica las especificaciones de las normas más permisivas.



Con cientos de aplicaciones alternativas en las que el aceite de ricino es insuperable no duele tanto decir: "descanse en paz" al biodiesel de ricino.



3 comentarios:

Unknown dijo...

gracias por publicarlo y evitar que otros nos peguemos una buena hostia.
saludos.

Unknown dijo...

¿qué aceite cultivable en españa y que sea muy barato recomiendas para hacer biodiesel?
por favor, envía una copia de la contestación a la dirección siguiente:
jjgaviragil@telefonica.net
gracias.

Unknown dijo...

Saludos, un buen tema el de el biodiesel a partir de ricino, al igual que ustedes vengo realizando investigaacion a cerca de estos temas y me encantaria contactar con los interesados para debatir acerca de estos biocombutibles.